MACROECONOMÍA
Aranceles

La escalada comercial entre EEUU y China hace perder otro 3,5% a Wall Street

Trump especifica que los productos chinos sufrirán un recargo acumulado del 145% mientras los bonos del Tesoro estadounidense sufren un nuevo repunte

Un trabajador de Wall Street, este jueves.
Un trabajador de Wall Street, este jueves.Richard DrewAP
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El miércoles, el mercado acogió las noticias de que Trump recogía parcialmente velas, rebajando los aranceles recientemente impuestos a todo el mundo y confirmando su disponibilidad a negociar, con euforia más que optimismo. Después de cuatro días negros, de pérdida de casi el 20% desde los máximos de febrero, de un miedo palpable a una recesión, inflación y a una batalla mundial que sólo puede dejar perdedores, cualquier clavo ardiente era un refugio. Y el dinero, que no sólo huía de las acciones sino también de los bonos, se aferró rápidamente a ello. Sin embargo, tras unas horas de reflexión y resaca, con la constatación de que el problema de fondo (la incertidumbre, la arbitrariedad, el parón de la actividad y el inevitable choque con China) no sólo sigue ahí, sino que van a más, el desánimo corrió por todos los índices, llevando a otra sesión en pérdidas pronunciadas.

Las acciones de las compañías estadounidenses cayeron otro 3,5% al cierre, mientras el rendimiento de la deuda repuntaba unas décimas hasta el 4,38% en las obligaciones a 10 años. El Dow Jones industrial se dejó más de 1000 puntos, o un 2,5%, y el Nasdaq de las industriales un 4,31, evaporando la mitad de lo recuperado la víspera. EL S&P 500, tras registrar el miércoles la mayor subida en 17 años, se deshinchó por la tarde hasta los 5.268 puntos. Todo a pesar de que la UE pospuso 90 días cualquier medida de represalia arancelaria, a pesar de que los productos comunitarios tengan ahora un sobreprecio del 10%. Y a pesar de que los datos de inflación del mes marzo se confirmaron mejores de lo esperado, especialmente teniendo en cuenta que las medidas proteccionistas con China ya estaban parcialmente en vigor.

Las caídas fueron generalizadas. Aerolíneas como Delta Air Lines, que ganaron un 23% en la previa, hoy perdieron más del 9%. Warner Bros que también subió un 20% la víspera, se dejó un 13% hoy. "Subir dos y bajar uno, subir 10 y bajar 5, no es una mala ratio", le quitó hierro al asunto el secretario del Tesoro, Scott Bessent, perfecto conocedor de que en cinco de las últimas seis sesiones, desde el llamado 'Día de la Liberación", los mercados han cerrado en rojo, con pérdidas muy profundas.

"Las subidas en los rendimientos junto a la depreciación de las divisas son comunes en los mercados emergentes, pero es muy inusual en EEUU. Solo hay otros cuatro episodios en los últimos 30 años en los que el dólar se depreció más del 1,5 %, con un aumento del rendimiento a 30 años de más de 10 puntos básicos", dice en cambio una nota de Evercore ISI. "Esto refleja la desaparición del excepcionalismo del crecimiento estadounidense y el menor atractivo marginal de los activos en dólares como reserva en un contexto de errática toma de decisiones en EEUU".

Las dudas, la extrema volatilidad, los cambios constantes de opinión en el Gobierno, firme cuando Wall Street sufre pérdidas, dócil cuando el mercado de bonos soberanos sube medio punto, han llevado a nuevas pérdidas, evaporando las ganancias efímeras del día previo. Y todo entre quejas y denuncias del Partido Demócrata, que sospecha que mucha gente cercana a Trump ganó millones de dólares especulando, ya que un solo mensaje en las redes sociales del presidente provocó subidas en el S&P 500 que no se veían desde 2008, cuando la Reserva Federal empezó a bajar tipos con el estallido de la crisis financiera.

Un video colgado por el propio equipo de Comunicación de la Casa Blanca muestra al presidente, en el Despacho Oval, fardando hoy ante varios pilotos de lo bien que les fue a dos de sus amigos más ricos. "Mirad, él ganó 2.500 millones de dólares, y él 900 millones. No está nada mal", dijo Trump señalando al inversor Charles Schwab y a Roger Penske, dueños de dos equipos de Nascar. Otras amigas como la congresista MAGA Marjorie Taylor Green fueron también señaladas, tras compras importantes de activos que se dispararon el miércoles.

Los senadores demócratas Adam Schiff y Rubén Gallego han enviado una carta a la jefa de gabinete de Trump, Susie Wiles, y al representante comercial Jamieson Greer solicitando una investigación sobre posibles conflictos de intereses por todo lo ocurrido el miércoles. Horas antes de que Trump anunciara la reducción de los aranceles al 10 % para todos los países excepto China, lo que disparó la Bolsa, publicó en Truth Social: "¡Tranquilos! Todo va a salir bien. Estados Unidos será más grande y mejor que nunca!" y "¡¡¡ESTE ES UN GRAN MOMENTO PARA COMPRAR!!!. Y una serie de llamativas operaciones entre los dos mensajes del presidente debería llevar a una investigación de la SEC, el regulador, cuyo nuevo presidente fue confirmado ayer por la Cámara Alta. "Esta secuencia de acontecimientos plantea graves problemas legales y éticos. El presidente, su familia y sus asesores se encuentran en una posición privilegiada para acceder a información no pública y aprovecharla para fundamentar sus decisiones de inversión", dicen los senadores en su carta.

En lo estrictamente operativo, que Trump dejara los aranceles generales en un 10% en vez de un 20, un 30 o un 80% no cambia el hecho de que ha levantado el muro proteccionista más alto en un siglo. Y que tras insultar, castigar y humillar a sus socios, amigos y aliados ha decidido ir contra Pekín con todo su arsenal comercial. Si el miércoles informó de que todos los productos chinos sufrirían un recargo fronterizo del 125% inmediatamente, un día después la Casa Blanca aclaró, o más bien decidió, que en realidad la cifra será del 145%, porque el 20% que Trump ya había impuesto con el argumento de penalizar las pocas medidas contra la entrada de fentanilo en EEUU, se tenía que sumar. Una pesadilla económica y logística, para todos los buques que estén de camino desde hace semanas y cuya carga ha cambiado de precio demasiadas veces.

Además, el 145% no es siquiera el tope, porque a eso hay que sumarle el recargo del 25 % sobre el acero, el aluminio, los coches y sus componentes. Y que se acumulan sobre el casi 25% a ciertos productos chinos que Trump impuso durante su primer mandato y que Biden nunca retiró. "Estoy seguro de que nos llevaremos muy bien. Siento un gran respeto por el presidente Xi. Ha sido amigo mío durante mucho tiempo y podremos llegar a un acuerdo beneficioso para ambos países. Lo espero con ansias", dijo sorprendentemente Trump sobre su gran rival en el tono bipolar habitual, con una de cal y otra de arena. Está convencido de que China "está desesperada por un acuerdo pero no sabe cómo empezar", y considera que los ataques diarios desde la Casa Blanca pueden ser la mejor forma de propiciarlos.

Este jueves, el renminbi tocó su nivel más bajo en 18 años, después de que el Banco Popular de China haya permitido durante seis sesiones consecutivas un debilitamiento del tipo de cambio oficial de "fijación" para su moneda, una depreciación controlada para amortiguar el impacto sobre sus exportadores de los aranceles, a pesar de que Washington instara nuevamente a Pekín a no devaluar aún más su moneda, definiéndolo como "un impuesto al resto del mundo".

"Hoy no se trata solo de la reversión parcial de las impresionantes ganancias de ayer en las acciones, el VIX volvió a superar los 50 y el petróleo cayó con fuerza", apuntó Mohamed El Erian, el que fuera consejero delegado de la todopoderosa Pimco, en referencia al índice de volatilidad más conocido. "También es un recordatorio de que el mercado de bonos aún no está a salvo ni en EEUU ni en otros países. Esto incluye el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro en un día de marcada aversión al riesgo y, en el Reino Unido, la suspensión de la venta de bonos a largo plazo por parte del Banco de Inglaterra", escribió en la red X.

La situación ha complicado aún más la tarea de la Reserva Federal, que ya no tiene que ocuparse sólo de la inflación y el fantasma creciente de una recesión, sino del miedo en los mercados de bonos y todo lo que eso conlleva para el sistema financiero y bancario. Jeff Schmid, presidente de la Reserva Federal de Kansas City, aseguró este jueves que la Fed está pendiente de los mercados minuto a minuto para garantizar el flujo continuo de transacciones y que haya liquidez. Beth Hammack, que preside la Reserva Federal de Cleveland tras décadas de trabajo en Goldman Sachs, quiso quitar algo de hierro, diciendo que los mercados están "tensos, pero funcionando". Subidas pronunciadas en los bonos estadounidenses, los de a 10 años pero también a los de 30, suelen implicar medidas de los bancos centrales, que son sus mayores tenedores. De momento la situación parece bajo control pese a los repuntes, con una subasta positiva en términos generales el miércoles de los bonos a 10 años y de que el Tesoro colocara otros 22.000 millones en bonos a 30 años este jueves, con una fuerte demanda, también exterior.